

La piel está constantemente desprendiéndose de células. Cuando esto ocurre, las células de la piel más lisa se abren camino hacia la superficie. Sin embargo, a medida que envejecemos, en realidad la velocidad con la que nuestro cuerpo tiende a eliminar las células de la piel muertas comienzan a disminuir.
Por tanto, en los términos más simples, la exfoliación consiste en la eliminación física o químicamente de esas células muertas y opacas de la piel. La exfoliación, de hecho, ayuda a acelerar el proceso de la piel, y es muy útil a la hora de disfrutar de una piel más joven.
Los exfoliantes físicos, por ejemplo, tienden a trabajar sobre las capas superiores de la piel con el fin de eliminar las células muertas presentes en esta zona, mediante la acción del frotamiento y el desprendimiento. Mientras que, los exfoliantes químicos, tienden a actuar directamente sobre la célula muerta, ‘despegándola’ de la piel. Estos exfoliantes tienden a penetrar más profundamente en la piel.
Sin una exfoliación adecuada, las células muertas presentes en la piel pueden quedar atrapadas en su superficie. Así, cuando se encuentran atrapadas, terminan por acumularse, lo que conduce a la existencia de poros obstruidos, manchas, textura de la piel rugosa, arrugas mucho más pronunciadas, opacidad, sequedad y muchos otros síntomas o señales molestos.
La exfoliación, dicho sea de paso, asegura que las diferentes células muertas acumuladas se eliminen, revelando -y permitiendo conseguir- una piel mucho más lisa, brillante y refinada.
Por tanto, ¿qué beneficios nos ofrece la exfoliación regular de la piel? Fundamentalmente ayuda a «desatascar» los poros obstruidos, reduce los puntos negros, minimiza la aparición de poros obstruidos, reduce las líneas finas y las arrugas, desintoxica la piel estimulando la microcirculación, controla el exceso de sebo, ilumina la piel más opaca mejorando el tono general, suaviza la textura de la piel, mejora la claridad y, por último, ayuda a que la piel se torne algo más joven.
En cualquier caso, no hay nada mejor que un exfoliante corporal casero. ¿Sabes por qué? Fundamentalmente porque puedes utilizar en su elaboración ingredientes cien por cien naturales, de manera que siempre sabrás qué ingredientes haz utilizado en cada receta. Y, sobre todo, por su sencillez de elaboración.
¿Cómo hacer tu propia crema exfoliante casera?
1. Exfoliante facial y corporal de leche de almendras
Ingredientes:
- 1/2 taza de harina de almendras finamente molida
- 1/2 taza de arcilla de bentonita
- 2 cucharadas de leche entera en polvo
Preparación:
Pon todos los ingredientes en un frasco de vidrio con tapa. Ciérralo y agita el frasco de forma vigorosa, hasta que los ingredientes se hayan mezclado por completo.
¿Cómo usar este exfoliante casero?:
Cada vez que lo vayas a usar solo tienes que colocarte una cucharada del exfoliante de leche de almendras en una mano y, con unas gotas de agua tibia, crea una pasta. Luego aplícatelo con movimientos circulares en la cara y en el cuello. Deja que la pasta se seque. Para terminar, enjuaga con agua tibia y sécate la piel con la ayuda de una toalla tibia. Finalmente, ponte un poco de crema hidratante.
2. Exfoliante casero de sal marina
Ingredientes:
- 3 cucharadas de sal marina
- 2 cucharadas de aceite de almendras
- La ralladura de 1 limón
Preparación:
Pon en un cuenco la sal madera, el aceite de almendras y la ralladura de limón. Mézclalo todo bien con la ayuda de una cuchara de madera.
¿Cómo usar este exfoliante casero?:
Es muy sencillo. Solo tienes que aplicártelo sobre la piel del rostro cuando se encuentre completamente limpia, haciéndolo con suaves masajes por la piel del rostro y del cuello. Luego enjuágate con agua tibia y sécate la piel con una toalla tibia. Para acabar, nuevamente, termina con un poco de crema hidratante.
¡Truco!: Si deseas un poco más de exfoliación puedes añadir un poco de café molido. Y si deseas disfrutar de una mayor humedad, puedes sustituir el café molido por un poco de miel.
3. Exfoliante corporal de miel y azúcar
Ingredientes:
- 1/2 taza de azúcar moreno o blanca
- 1 tarro de miel
- 2 cucharadas de aceite de coco (o de almendras dulces)
Preparación:
Pon el tarro de miel en el microondas y caliéntalo durante algunos segundos, hasta que la miel se torne algo más líquida, pero no lo suficiente como para que al tacto se encuentre caliente.
Vierte ahora aproximadamente un cuarto del tarro a un tazón pequeño. Añade 2 cucharadas de aceite de coco, media taza de azúcar, y mezcla bien con la ayuda de una cuchara de madera.
¿Cómo usar este exfoliante casero?:
Es aún más sencillo. Solo tienes que aplicártelo sobre la piel del cuerpo, haciéndolo siempre con movimientos circulares. Deja actuar un poco, y finalmente retíratelo con agua tibia.