Peinar el cabello es una excelente forma de mantener las cosas interesantes. Especialmente cuando se trata del alisado, la plancha del pelo se ha convertido en un elemento ciertamente indispensable. Pero, ¿sabías que, en ocasiones, estás haciendo más daño que bien? Por ejemplo, utilizarla muy a menudo o en exceso se puede convertir en un riesgo. A continuación te explicamos cuáles son las consecuencias, y qué hacer para evitarlo.
Pelo seco
El cabello seco es uno de los efectos secundarios más comunes. Al igual que ocurre con los productos químicos, el calor puede eliminar los aceites naturales presentes en el cabello, lo que se traduce en que su elasticidad disminuirá, volviéndose quebradizo y áspero.
No importa cuál sea el tipo de cabello. Dañarlo cuando utilizas una plancha para alisarlo es muy común, no solo cuando lo haces muy a menudo (por ejemplo cada día), sino cuando la temperatura es excesiva.
De esta forma, para evitar daños, lo mejor es utilizarlo a un nivel bajo o medio en cuanto a temperatura, y, por otro lado, usarlo cuando no esté mojado, ya que en caso contrario correrás el riesgo de que tu cabello literalmente acabe friéndose.
Frizz (encrespamiento)
La sequedad del cabello puede provocar que aparezca uno de los problemas más temidos por parte de la mayoría de las mujeres: el incómodo frizz (o encrespamiento). Es suficiente para que la melena termine por verse completamente fuera de control. Los pequeños cabellos sueltos también son habituales, lo que dificulta la apariencia de que mantengas un aspecto más o menos correcto.
Además, si vives en un clima con baja humedad también podría acabar por empeorarlo.
Para evitar el encrespamiento -o frizz- lo mejor es evitar el alisado frecuente. Así como utilizar un acondicionador en la mitad inferior del cabello y una mascarilla con aceite de coco, leche o aceite de oliva, lo que proporcionará beneficios hidratantes.
Riesgo de mayor rotura
¿Sabías que la rotura del cabello es mucho más probable cuando se seca por el uso frecuente y/o excesivo de la plancha? Nuevamente, este problema se aplica no solo al uso de herramientas térmicas (como efectivamente es el caso de la plancha del pelo), sino a los relajantes químicos.
Estas prácticas debilitan el cabello, haciendo que se vuelvan más fáciles de romper. Y, a menudo, la rotura acaba por fomentar la aparición de las puntas abiertas, lo que puede hacer que el cabello parezca desagradable.
Pero la plancha del pelo no es la única causa: el cepillado excesivo, manejar el cabello mojado o incluso el secado con secador (por la elevada temperatura) también puede causar puntas abiertas.
Pérdida del cabello
Quizá sea uno de los problemas más temidos: la caída del cabello. Tanto los productos químicos como el calor excesivo provocado por la plancha del pelo puede dañar los folículos pilares, por lo que el riesgo de pérdida del cabello es muchísimo mayor, puesto que los folículos terminan no siendo lo suficientemente fuertes como para poder sostenerse con normalidad.
Esto es aún más probable si tienes por costumbre aplicar calor cerca de las raíces.
Opacidad, sin brillo
Otro efecto secundario común del alisado con la plancha del pelo es la opacidad. Es decir, el cabello, al estar seco, pierde brillo y su apariencia final no será muy saludable que digamos. Esto es causado por la falta de aceites naturales que encontramos de forma natural en el cuero cabelludo.
Para que el cabello vuelva a ponerse brillante, además de reducir el uso de la plancha del pelo (o hacerlo, al menos, a una temperatura menos elevada), puedes utilizar un poco de vinagre de sidra de manzana, y enjuagarte el pelo con él. También puedes optar por aplicarte un poco de aceite de aguacate o de argán, ideales para conseguir un acabado lo más natural posible.
Picazón en el cuero cabelludo
Cuando dañamos los folículos pilares, no existe la suficiente cantidad de aceite como para poder hidratar el cuero cabelludo con normalidad. Lo que se traduce en que no solo sintamos seco el cabello, sino que surja una molesta e incómoda picazón.
Además, pueden comenzar a formarse escamas (caspa). Las áreas circundantes, como la frente o el cuello, también pueden verse afectadas.